CASTILLO DE
GIBRALFARO

Construida por el rey Nazarí Yusuf I en 1340, esta atalaya militar con unas vistas
fantásticas sobre Málaga era el apéndice defensivo de la Alcazaba

Al-Andalus y España Medieval

Herencia arquitectónico-militar

CURIOSIDADES

Castillo Gibralfaro

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CASTILLO DE GIBRALFARO


Complementario a la preciosa Alcazaba de Málaga y testigo visual de los acontecimientos del periodo andalusí y de la Reconquista, el Castillo de Gibralfaro se alza sobre la ciudad de Málaga y el Mediterráneo desde el s.X, oteando el horizonte desde sus almenas y torres.

Enclave fenicio original donde se situaba un faro, su nombre actual proviene de la conjunción de los vocablos árabes “jebel” y “faruk” o “monte del faro”. Inicialmente, Abderramán III, califa Omeya de Córdoba, transformó las antiguas ruinas fenicias en una primera fortaleza. Pero fue el monarca nazarita Yusuf I, séptimo soberano de la dinastía Nazarí, quien amplió la fortaleza hasta convertirla en un formidable alcázar en 1340.

Inexpugnable hasta la conquista por los Reyes Católicos en el verano de 1487, el castillo de Gibralfaro consta de dos líneas de murallas y ocho torreones. La muralla exterior, cual cordón umbilical, se une con la doble muralla zigzagueante (llamada “la Coracha”) que desciende por la ladera y conecta con la Alcazaba inferior, mientras que la muralla interior facilita el camino de ronda en todo el perímetro de la fortaleza.

Tras la conquista el castillo continuó con su función militar, hasta que en 1810, durante la ocupación francesa de la península, las tropas francesas lo utilizaron como fuerte y luego para bombardear la alcazaba y la ciudad desde la cima en 1814 durante su retirada. Tal y como ocurrió enésimas veces durante las retiradas del ejército napoleónico durante la Guerra de Independencia, las tropas no se marcharon sin antes dejar una perla y hacer explotar toda la pólvora almacenada en el interior de castillo, destruyendo casi todo lo que había en su interior.

Cuando vayáis de visita, veréis que el castillo se divide en dos partes principales. La parte superior donde está el patio principal y el Centro de Interpretación, junto con la torre mayor de 17 metros de altura, el pozo fenicio, los baños (hoy ya inexistentes salvo algún resto) y los escasos restos de la antigua mezquita posteriormente convertida en iglesia. Por cierto, el pozo, llamado Pozo Airón, fue excavado en la roca y alcanza una profundidad de 40 metros (!).

En la parte inferior se encontraba los barracones, las caballerizas y un aljibe octogonal. No obstante, lo más destacado es la enorme Torre Albarrana o Torre Blanca.

Disfrutad de la visita y ampliad vuestros conocimientos sobre la historia de la Málaga andalusí. Por cierto, cuando caminéis por el interior del castillo, echad un vistazo a las interesantes infografías sobre plantas y árboles que jalonan una de las calles interiores bajo el centro de interpretación.

Contenido curado y redactado por Hispanauta. ¡Nada de IA!

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